Bajo su pantalón de un jalón, metiendo su dedo en mi boca hasta la garganta, luego bajo a mi regazo jugando con mi abdomen. Mordió su labio tocándose su parte baja y dijo; -No quiero hacerte daño, ¿Pero quieres jugar conmigo?- No podía dejar de ver su bóxer negro y el bulto que cada ves mas crecía, y esa noche comprendí que ese chico me haría suyo esa noche.