Corazón escarlata

-¿Que quieres de mi, imbecil?

Sonrió de manera traviesa y juguetona

-Quiero tu maldito cuerpo y lo sabes.

-Ja! Piérdete iluso.

-Te haré mía, aun si tengo que obligarte.

Se detuvo y lo miro de soslayo, notando esa perfecta dentadura y unos ojos que la miraban con deseo.

-arrebatare esos malditos labios de perra, y los posare junto mis malditos labios de lobo. hasta que nuestras malditas bocas encajen como un maldito rompecabezas que nadie ha armado.

-Estas enfermo- Lo miro con repugnancia.

-Una enfermedad que busca cura antes morir, y sabes... la cura que busco es bastante difícil de conseguir, aun así, no me rendiré ya que esa cura es mía y si te niegas a dármela solo tendré que devorarte y obtenerla. Aunque sea lo ultimo que haga, karin.