Cuando la esperanza se está por completo perdida, existen creencias de que nos aferramos a algo para sentirnos vivos, para sentirnos un poco menos despedazados de lo que tal vez estamos, con esperanzas, aunque sean falsas... estamos allí, rogando porque el silencio nos separe del estruendoso ruido de la muerte, agitándose, corriendo en el mismo camino que nosotros, sin vernos... Agonizamos en este silencio que hemos creado, aún así... Te seguiré incluso cuando mis ojos ya no puedan ver la luz de la siguiente mañana y te salvaré, vivirás... vivirás para que ambos podamos vivir.