La sátira y parodia en verso de Oswaldo Imitola Villanueva, se considera una antipoesía vigente en Hispanoamérica, desde la autoburla del poeta y del género literario que dan cuenta de retratos caricaturescos de los personajes de la sociedad burguesa, de los políticos de ambos partidos tradicionales en Colombia, de los viajeros que frecuentan el mismo medio de transporte en que se moviliza el poeta e incluso de las calles del antiguo Piojó Atlántico.
Gracias al ejemplo dejado de Luis Carlos López, el lenguaje lírico de la actualidad, en gran parte, se ha tornado más coloquial, y los poetas más jóvenes no temen devolverle a la palabra poética su dimensión seminal de signo desprovisto de adornos y a menudo no excluyen el humor y la ironía de sus versos. Al mismo tiempo, la sátira y la autocrítica del verso, dentro del marco del poema, trabajan en llave para extender cada vez más los límites de lo poético. (James,H. Alstrum)
La última vez que lo vi, me prometió que regresaría, que enmendaría las cosas. Su ancha espalda se movilizaba entre la multitud de familiares anhelantes de volver a ver a los viajeros, pero lo único que yo sentía era como mi corazón se resquebrajaba en mil pedazos con su partida.
Los millones de recuerdos llegaron a mi mente justo en el momento en el que besó mi frente. Recuerdo las arrugas de sus ojos, jurando que por lo que más anhelara, no sería la última vez que nos viéramos.
Pero en el fondo yo sabía que era demasiado tarde, demasiado pronto, demasiado efímero: yo no sería parte de su vida, aunque él ciertamente fuese parte de mi destino.