Desear por tener el amor de tu vida frente a ti no tiene precio. Tomar valor para dedicarle al menos una pequeña flor parece trabajo sencillo para quienes acostumbran a demostrar afecto. Pero, ¿qué hay de Oyamori? Su deseo se cumplió. Estaba emocionado. Hablar día y noche de aquella bella /mujer/ que tomaba el mismo rumbo una y otra vez era algo de lo que no se cansaba. Esos ojos, ese cabello, ni hablar de su delicado rostro. Simplemente un ángel. . . . Fue advertido. El pequeño no escuchó. Ahora pagará las consecuencias de jugar con tal amargo veneno; amor falso. Desechado y usado como si no fuese nada.
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