No sé lo que pasó ese día, no logro recordar absolutamente nada, lo único que me queda es el recuerdo de un caballero, siempre dispuesto a ayudar con una sonrisa en su rostro; Jonathan Joestar. Pero desde entonces, parece que todo lo que alguna vez amé desapareció. Se había vuelto frío y manipulador, al igual que yo, Dio Brando. A pesar de que no solía gritar, su silencio era peor que cualquier cosa que pudiera decirme. Sus ojos, que alguna vez fueron tan magnéticos, ahora simplemente se ven vacíos. Todos los derechos reservados ©
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