Todos somos protagonistas del amor, cada uno juega un papel en el destino de otras personas. Pero hay momentos donde no existen las casualidades, sino los encuentros; hay ocasiones donde las almas se reencuentran y se reconocen, olvidando presente y futuro, dejando fluir la emoción explosiva del sentimiento más puro, fluyendo con la energía y el fuego que solo es movido por la pasión y el deseo.