las lagrimas caían por mis mejillas humedecidas, mi corazón estaba roto y ya no podía sentir. No me sentía real, no me sentía humana.
La ira, el dolor, el sufrimiento reinaba en mi, no podía parar mi llanto, no podia, no queria. verla ahí hacia que mi cerebro pidiera alejarme y correr, pero mi corazón pedía abrazarla por última vez.
-yo guardaré y protegere tus lágrimas, y cuando estés feliz te las devolveré para que las sueltes felicidad, no volverás a llorar por nadie, te protegeré porque te amo.
Después de unos meses me volví a enamorar. Sofia y sus ojos verdes me hipnotizaron, me volví esclava de ella, de su forma de amar, de su bondad, de su sonrisa, de su forma de hacerme el amor. Aquella mujer de 36 años se robó mi corazón por completo.