Admito que fui yo quien llegó a casa con el virus, pero estaba manejando mi enfermedad bastante bien por mi cuenta. Pero luego de dos días de estar en cama y tener los labios agrietados y resecos, Louis insistió en que me veía más como un muerto viviente, que como un ser humano. Así es como, ignorando mis quejas para que se mantuviera lejos, de que, o si no, también se enfermaría él, Louis se autodenomino mi enfermero personal. ...Y que enfermero había resultado ser.