A Laura nadie le hace caso: sus compañeros olvidan su nombre, la seño de la cafetería no la pela y siempre la empujan de la fila de las tortillas; por si fuera poco, su novio parece actor de monólogos. Cansada de esto, decide ignorar a todos, entonces, al olvidar sus preocupaciones, se da cuenta de no es el único ente solitario en la ciudad, si quisiera, podría montar un ejército.All Rights Reserved