La pelea con los Yakuza termina con los héroes victoriosos. Sin embargo, por ello, pagan un muy alto precio: Izuku está gravemente herido, y los pronósticos acerca de su salud no son buenos.
Y Shouto, que sabe que está completamente enamorado de Midoriya, no soporta la idea de verle sufrir de nuevo. Le da la bienvenida a la amnesia de Izuku con los brazos abiertos, porque significa que podrá dejar atrás los recuerdos terribles de su adolescencia, de su estancia en UA: la Liga de Villanos, el asesino de héroes, la invasión al campamento, la pelea contra los Ocho Preceptos de la Muerte.
Así que se auto impone la misión de protegerle, a toda costa. Protegerle de su pasado, del futuro, de sí mismo. Porque sabe que es Deku el que empujó a Izuku a esa situación; es el héroe que vive en Midoriya el que siempre termina haciéndole daño. Y Shouto no está dispuesto a ello. Aunque tenga que quitarle sus memorias.
Incluso si es egoísta, incluso si es doloroso ver que Izuku no lo recuerda, incluso sabiendo que no puede mantener la farsa.