Reflejos de campeón

La noche era fría y clara afuera, pero Guillermo la pasaba igual que las últimas, sudando y moviéndose en cama, emulando incómodo el bending dominado en el pasado. De pronto un ruido en el baño lo regresa del sueño. Alguien ajeno en casa. Se incorpora rápido mas tambaleante por el medio reposo que lo retrataba como en sus años de lona, al levantar su humanidad tras la enésima caída. El rival lo espera, observa a Guillermo con el mismo azoro que él al descubrirlo. Un antagonista más, que al parecer entiende de puños, su guardia emulando la del anfitrión advierte una pelea difícil, -como aquella donde perdió el cinturón de peso crucero frente al capitalino del que sólo recuerda la punta cerrada de los "Cleto Reyes" destrozando su barbilla- abre el compás, preparando la combinación de jabs y el cierre lateral para mandar a dormir al intruso con su aclamado volado de derecha, que no fue necesario, el uno-dos hizo estallar el espejo mientras la sangre coronaba sus nudillos. Guillermo atinó a esbozar una sonrisa, como aquella que otorgaba a las víctimas de antaño, hechas pedazos a sus pies.