El hecho de ser, de vivir, nos lleva a ser conscientes de que existimos. Y como cada existencia varía según la persona es deber de todos tratar de entender y de aceptar cada peculiaridad que se nos presente. Y aunque sea difícil, aunque resulte casi imposible creerlo, en nuestro mundo existen personas cómodas siendo controladas, manipuladas... eso las hace sentir a salvo. Pero como una oruga que se convierte en mariposa, Isabel encontrará la cruda realidad de que la vida se vive mediante las experiencias del día a día, y no por los relatos contados por personas que la aman, la envidian y la añoran.