Aún recuerdo el aroma de su exhalación, cuando me acurrucaba en su pecho porque necesitaba que me consolara. Recuerdo que James, mi vecino, me golpeó tan fuerte porque rompí el timbre de su bicicleta. Yo corrí hacia mi casa, gritando y llorando,mi madre me abrazo fuertemente y dijo algo que nunca más olvide. "No necesariamente tienes que ser mujer para llorar, ellos también lo hacen, pero te voy a enseñar algo, no quiero volver a verte llorar a causa de un hombre, mucho menos porque uno de ellos uso la fuerza contigo, desde hoy, vas a dar pelea frente a estas situaciones, y no vas a dejar que esto vuelva a ocurrir" La siguiente vez que james intento golpearme, lo detuve, no le grite, no lo golpee de vuelta, solo me limite a decirle que nada se resuelve a los golpes, y que si el continua con estos hábitos, al ser mayor, será un abusador y a nadie le gustan los abusadores. Mi nombre es Violet Anderson y esta no es una historia de niños.