Ya había renunciado a sentir mariposas en él estomago, a sentir nervios por la presencia de alguien, a soñar despierta y sonreír mientras pensaba. Amor, solo el de mi primogénita y padres. Pero llegaste tú y en un segundo todo cambio , te vi, me viste, nos reconocimos enseguida, pero, ya era tarde para reaccionar, para cambiar el rumbo de mi mirada y mi destino. Solo un roce confirmo lo que mi mente ya sabia, eres mío, yo soy tuya...