Ella era fria.
Él era cálido.
Ella tenía egoismo.
Él tenía empatía.
Ella quería sentirse en silencio.
Él quería sentirse estrepitoso.
Ella vivía un lunes.
Él vivía en un martes.
Y a ambos le sobraba la conexión.
Él sabía que ella lo amaba: a pesar de su distanciamiento y frialdad, lo sabía. Nadie entendía el porqué ella era así, ni siquiera él, pero eso no importaba porque cuando eran uno solo; lo demás dejaba de existir.