-Señor Jared, ¿puede usted describirnos a la acusada, la señorita Lery Woods.?
Jared suspiró, estaba aterrado, no quería que su...¿novia? ¿mejor amiga? Ni él sabía lo que era. De todos modos, no podía permitirse que la metieran en la cárcel por un delito tan estúpido.
Cerró sus ojos y cuando los abrió, los policías lo miraban atentamente a la espera de respuestas.
-Ella es indescriptible, juega con fuego y le gusta quemarse. Arde en el intento de ser feliz y sonríe cuando las espinas las lleva dentro.
»Florece cuando la primavera ha dicho adiós y es tormenta cuando los colores empiezan a brotar. Detesta las comparaciones, aunque siempre se ha parecido a una mirada que ve un atardecer. Tan triste, tan nostálgica, tan preciosa. Es de las que se dan cuenta que lo han tenido, cuando lo han perdido, y se pone a llorar como una loca: con fuerza, con rutina y autodestructiva.
Lery, lo escuchó, escuchó todo lo que Jared había hablado sobre ella a los policías, en su mente, podía oír como sus pensamientos la atormentaban con preguntas.
«¿Cuántas veces me habré partido la boca por besar la tuya?»
«¿Cuántas veces me habré partido el alma por tu corazón roto?»
Lery sabía que aun con las cosas que ella podía lograr solamente con levantar la mano, nunca podrá calmar el tornado, nunca podrá enamorar a Jared y nunca podrá salir de este marrón inmune.
¿O sí?
-Necesito que te largues de aquí -habla mirándome con tanto desprecio que hace que mi corazón se contraiga de dolor-. Eres simplemente una sustituta y lo sabías.
La miro de pies a cabeza. No niego que me gustaría golpearla por ser una maldita bruja.
-Maldita escoria, tienes lo que querías. Espero que seas feliz -murmuro con sarcasmo.
-Lo seré -se mofa en mi rostro-. Ahora vete, simplemente no tolero verte.
Le lanzo una mirada filosa. Desgraciadamente, mi hermana gemela es una completa bruja.
-Todo en esta vida se paga, Pamela. Eso tenlo muy presente.
Mi tía entra a la habitación y le ordena a los guardaespaldas que me saquen de allí. Ellos lo hacen sin ningún tipo de consideración. Hace algo de frío y estoy descalza. Camino como un zombi por los pasillos, abrazándome a mí misma mientras las lágrimas no tardan en salir.
Lo perdí todo: la familia que tenía, los amigos que hice. Yo solo era la sustituta de mi hermana, y ahora ella ha regresado, dispuesta a tomar su lugar.