Buscando inspiración, encontré desilusión.
¿Como tendrías las armas necesarias para enfrentar a este mundo tan cruel?
Tal vez sea más preciso el dolor, eso es, el dolor corporal pasa, pero el dolor en el alma no, tal vez uno aprende a vivir con ello. Pero eso sigue siempre ahí, muy en el fondo.
Solo aprendemos a vivir con ello, sigue latente, presente y de forma permanente.
Pensarás que ya lo superaste, tal vez sea un sí como respuesta.
Pero, es un pensamiento nada más, nunca va a irse de ahí.
Los recuerdos son imborrables, es difícil de olvidar, a no ser que tengas amnesia, ahí si dirás que no recuerdas nada.
Yo por mi parte, para evitar hablar de mis recuerdos o de todo lo malo que me pasó digo que no me acuerdo de ello.
El cinismo es latente en mí, cuando se trata de algo tan malo como para atentar contra mi paz mental, psicológica y espiritual.
Siempre hay pero, siempre, de eso no hay dudas.
"Pero no puedo ir" "Pero tengo otro compromiso" "Me encantaría ir pero tengo que trabajar"
¿Acaso nunca nadie de detuvo a pensar que el "pero" lástima, que te corroe y envenena el alma?
¿Porque digo eso? Porque las excusas están en nuestras cabezas, Por que el "pero" no puedo ir porque tengo otro compromiso. No es una excusa válida, que sí de verdad quieres ver a alguien, puedes ir por lo menos un minuto, saludar a la persona, dar un abrazo e irse. Eso les cuesta mucho
Muchos crecen sin conocer lo que es tener un padre de verdad, que se preocupe por tí.
Por eso yo pienso que uno va volando con globos o sobre globos.
No tiene mucho sentido tal vez. O absolutamente no lo tiene.
Vivir a medias basados en el conformismo muchas veces eso no es vivir, perdemos los días con la esperanza de que estamos haciendo lo correcto y que para los ojos de las personas es aceptable... pero nos estamos olvidando de lo más importante del vivir: Saberse libres.
Tenía apenas diecisiete años cuando mi vida se transformó para siempre, sin darme cuenta fui perdiendo lo que más me importaba con el pasar de los años, todo cambió... yo cambié. Ahora simplemente no me reconozco, veo mis manos, mi cuerpo, toco mi rostro, mi cabello y parecen ser los de alguien más; y es que cuando entregas todo por amor simplemente te quedas vacía y marchita por dentro. Me enamoré de él sin siquiera sospechar de lo que se avecinaba, tan ingenua como siempre.
Ahora los días han dejado de significar, se han vuelto eternos, las horas insufribles, los minutos un tormento y los segundos mi propio infierno... He tenido de sobra para pensar en mi vida, mi patética vida. He tropezado y me he levantado... vuelvo a caer y con cada tropiezo me vuelvo más débil... hay días en los que dejo que mi mundo se venga abajo y la soledad, mi fiel compañera, tome posesión de mi cuerpo, dejándome embriagar por sus palabras y dejando que fluya en mi interior.
Dicen que el tiempo puede sanar las heridas. Pero lo que no nos dicen, es que las cicatrices siempre nos recordarán el pasado, que la sensibilidad esquiva el razonamiento y éste, a su vez, desgasta la entereza... Dicen que de todo se aprende, pero cuanto daría por qué no siempre las lecciones fueran tan dolorosas.
Nota: este libro es totalmente mio, producto de mis días felices y tristes.