Los niños experimentan una crisis de personalidad a partir de los 6 años cuando inician el desarrollo en su sistema nervioso. Es ahí cuando adquieren habilidades como leer, escribir, pensar, relacionarse, creer, imaginar y manifiestan sentimientos, emociones, pasiones, disgustos...etc Sus reacciones han de ser interpretadas como síntomas de su crecimiento, que tendremos que orientar adecuadamente. Por esa razón, es mejor comprender su situación e intentar sufrir esa falta de seguridad ofreciéndole puntos de apoyo, rituales inalterables que se repitan cada día. Es imprescindible respetar su deseo de intimidad, aprovechar los momentos en los que quiere hablar, interesarle por la lectura y otras actividades que requieran concentración. Dicha crisis de personalidad altera la actitud y el carácter inicial de los niños que aveces sufren carencias afectivas o miedos que trastornan su realidad hasta llevarlos al borde de la locura y es en ese entonces cuando aparecen estas enfermedades de las que trata este libro. La decepción al descubrir que la realidad no es como la imaginas hace que el niño sienta que no le gusta la realidad en la que vive y empiezan a volverse depresivos y es ahí cuando es mas difícil tratarlos.
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