Otabek Altin tenia todo lo que Yuri Plisetsky aborrecía de un hombre. Su arrogancia, su encanto y sus tácticas empresariales le ponían los pelos de punta. Pero cuando Otabek le ofreció la oportunidad de su vida. Yuri no pudo rechazarla. Aunque significaría que estaría a su disposición las 24 horas del día y todos los días de la semana. El lujoso ático de Otabek se convirtió en el escenario de noches apasionadas. Su sintonia era perfecta. Y aunque Yuri empezó despreciando a Otabek, ahora se preguntaba si el seria capaz de renunciar a su posición como el amante de un millonario.