Un día soleado en Londres fue inesperado y mas para cruzar el camino a dos personas que jamas pensaron conocerse, no pensaron que la persona mas inesperada podría cambiar no solo su vida si no su mundo entero. Sin importarles el que dirán o que opinen sobre ellos, enfrentaran todo por que el amor es así, no importa la edad , ni para vivir plenamente, ni para sentirse joven, ni para luchar día a día por nuestros ideales, mucho menos importa para amar a otra personar y sigue siendo cierto, no importa la edad que tengas, cuando sales al mundo lo mejor es tomarse de las manos y permanecer juntos. - No me importa que la gente nos critique por que soy mayor, te amo y eso es lo más importante - Dijo recostándola sobre su pecho y abrazándola. - Lo se, porque cuando estoy contigo todo lo demás deja de existir - Ella tomo en sus manos su rostro para darle un beso que demostraba todo lo que decía. - Muchas veces trate de sacarte de mi mente, pero no pude, es más fuerte que la condenada muerte - Dijo riendo y la chica a su lado también rió a su lado. - Bueno, ya sabes lo que dicen, los hombres son como los vinos: la edad agria a los malos y mejora los buenos. - Y yo que clase de vino soy? - El mejor, uno del cual jamás me cansaría de probar mi amor. No había que decir mas, este amor es de los buenos, de los que duran por toda la vida y te la marcan.