Equipos de dos personas entran desarmadas en este laberinto subterráneo de piedra, contra su voluntad y sometiéndose a la extracción de alguna parte de su cuerpo que es compensada con su compañero, deben escapar sin guía alguna y siendo perseguidos por un cazador, el cual se aleja por mucho de lo comprendido como humano, pero dejando pequeño el termino de bestia. Dos chicas jóvenes, una sorda y otra ciega, tendrán que caminar por los pasillos musgosos de aquel laberinto hasta encontrar la salida o sucumbir ante el hambre, que solo es la menor de sus preocupaciones.