En medio de un alejado bosque, rodeado de una alta pared de piedra se encuentra un viejo edificio que resulta completamente grotesco ante la vista, allí tenía lugar un centro psiquiátrico de gran prestigio; o claro tanto prestigio como puede tener una institución de esta clase. El edificio, de varios pisos y con superficie rugosa parecía, en un primer vistazo, no tener una forma definida: donde se suponía terminaría una pared se elevaba una torre casi de la misma altura del edificio o incluso más alta. La estructura del lugar parecía ir acorde con aquellos que lo habitaban, sus formas tan definidas como cuerdos los pacientes.
Las peculiaridades abundaban en este lugar comenzando por su ubicación: en un vasto bosque, presidido de una laguna a la cual se debía el nombre del centro, "Laguna negra"; seguido de algunos de sus pacientes que abarcaban tanto famosos con variadas adicciones, figuras públicas que habían caído allí por diferentes motivos, como algunos criminales de retorcidos pensamientos.
Pero había un motivo aún más importante por el cual el lugar había ganado fama. Algo que nadie de dentro se había molestado en confirmar o negar, algo que los de fuera parecían no querer darle importancia... Porque no era lógico relacionar una institución de enfermedades mentales con un rumor que hablaba casi sobre magia ¿No?
El rumor daba explicación a la amplia cantidad de ingresantes que tenía el Laguna Negra al año, aquellos que claro no eran ni "voluntarios" a ingresar, ni a los que habían "condenado" a internarse. Las habladurías decían que cartas anónimas eran mandadas al sitio con detalles personales (situación, ubicación, nombres) de posibles o futuros pacientes. Y nadie se había hecho cargo o se creía completamente esto. Pero dicen que todo rumor hay un poco de verdad.
El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh ha crecido, siguiendo cada regla y pauta como se le ha indicado. Un pueblo donde no se recibe con mucha gracia a los recién llegados así que cuando Los Steins se mudan a su lado, Leigh no puede evitar sentir curiosidad.
Los Steins son adinerados, misteriosos y muy elegantes. Lucen como el retrato perfecto de una familia, pero ¿Lo son? ¿Qué se esconde detrás de tanta perfección? Y cuando la muerte comienza a merodear el pueblo, todos no pueden evitar preguntarse si tiene algo que ver con los nuevos miembros de la comunidad.
Leigh es la única que puede indagar para descubrir la verdad, ella es la única que puede acercarse al hijo mayor de la familia, el infame, arrogante, y frío Heist.