Una vez más, aquí estoy, tratando de vivir, de ser feliz sin ella, sin sus besos y sus manos agarrandome tan fuerte, que me podían retener incluso con una multitud de cuerpos a nuestro lado. Se que no será fácil, porque nos conocemos demasiado y siempre nuestras miradas se buscarán por encima de todo. Pero tendré que aprender. Tendré que aprender a (sobre)vivir.