Todos tenemos una burbuja, esa que nos aisla del resto, esa que representa nuestros obstáculos, esa que suelen crear nuestros padres o que nosotros mismos creamos para protegernos del sufrimiento, del dolor. A veces estas burbujas nunca se revientan, se mantienen por toda nuestra vida, simplemente no se revientan por nuestro temor, porque solo nosotros podemos pincharla y ver el mundo en su máxima plenitud, pero a menudo preferimos conformarnos con solo un atisbo de ese mundo que si podemos controlar en lugar de un mundo entero que se desborda de nuestras manos. Pero, ¿que ocurriría si alguien más pincha nuestra burbuja? ¿que pasa si alguien más nos adentra al caos sin remedio?