Nebulosas.
Blancas, grises, iluminadas.
Rosadas, amarillas, moteadas.
Cuadradas, informes, conformes.
Nubes.
Sonantes, calladas, inmóviles.
Galopantes, caminantes, altivas.
Bajitas, neblinosas, inmensas.
Majestuosas, aburridas, deprimentes.
Ambas hechas con gases y polvos.
Con gases que llenan el espacio.
Con polvos que se internan en los espacios.
Inspiradoras.
Tanto de lágrimas, como de tormentas.
Tormentas como las que suceden dentro de nosotros cada tanto. Con aquellos pensamientos que redundantemente nos molestan.
Tan libres como ellos también. Tan variables. Tan irrepetibles.
Siempre con los mismos elementos de hace eones de años.
Siempre surcando el mismo cielo infinito de antaño.
(Tan inconsistentes como este verso libre)