Habían pasado cerca de dos años, y al parecer todos los acontecimientos seguían ahí recordándole todos los días de un pasado nada fácil. No había día en que Naim no se culpe por ver a su hermana en una silla de ruedas conformándose con lo que le ha tocado vivir. Y todo es por su culpa, por haberse metido en un mundo de delincuencia. Abrumado, herido y desesperado intenta ayudar a su hermana para que llegue a caminar y vuelva a ser la misma de siempre. Cuando Naim creía que su pasado estaba calmado y por lo cual ya podía disfrutar de una vida cómoda y sin preocuparse de nada salvo de encontrar a la mujer que lo atraiga hasta llegar a enamorarlo. Varios avisos sobre un ajuste de cuentas, lo lleva a encontrarse en situaciones a cual peor y por las que deberá exponer hasta su vida si quiere que todo aquello termine de una vez y poder así enterrar su pasado, centrándose en un presente feliz con la mujer que ama.