En la antigüedad, el vals era considerado uno de los bailes más finos y rectos que pueden existir. Para Alfred siempre había sido una tortura, puesto que su antiguo "compañero" y "profesor", Arthur, era lo suficientemente estricto como para que llegara a disfrutar de la danza. Pronto, el país más joven se ve ciertamente sorprendido, puesto que el más viejo lo había citado extrañamente a su "palacio de la soledad", viéndose obligado a ir, ignorando la verdaderas intenciones del contrario.