-Deseo ser humana y amar- pidió la luna al ver pasar una estrella fugaz. Siempre viendo desde las alturas a los bebés andar por primera vez, decir su primera palabra; a los niños jugar y raspar sus rodillas; a jóvenes dando su primer beso y salir de fiesta; a los adultos casarse y pelear; y los ancianos sólo amar y esperar la muerte. Siempre deseando todo eso, siempre deseando sentirse viva. Y no es que ser la luna estuviera mal, pero estamos de acuerdo de que no es lo mismo ver y sentir. Siempre era testigo, de día o de noche -aunque nosotros solo la veamos por la noche brillar- de todo lo que pasaba en el mundo, siempre imaginando como sería estar ahí. Después de pedir su deseo, los Dioses decidieron llevarlo a cabo con un par de condiciones. Ella nunca dejaría de ser la luna, sería hermosa, siempre jovial con la misma apariencia, sería inmortal. -Quiero hacerlo- Luna aceptó sin pensarlo, sin siquiera imaginar las consecuencias de aquel acto.All Rights Reserved
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