Hace centenares de años, exactamente en 1002 d.C. En una pequeña aldea al sureste de Europa, en la que hoy día era Rumania. La familia Gottsched, observaba como la Madre de Familia agonizaba en su cama empapada de sudor a más no poder, dando a luz a su tercer hijo bajo la atenta mirada de terror, tristeza y desconsuelo de sus dos hijos y esposo. Su esposo se había involucrado sentimentalmente con una bruja muy poderosa de una aldea algo lejana, todo con el objetivo de pedirle una poción a ella con la excusa de hacerse más fuerte. Pero en realidad era para su familia, para poder defenderse de los abusadores guardias del rey. La bruja locamente enamorada de él, aceptó y le hizo la poción. Ajena a que este hombre estaba casado, con dos hijos y otro en camino. Tiempo después de enterarse la poderosa bruja, llegó a la puerta de la casa de su amado y maldijo a su esposa con un hechizo tan poderoso qué la llevó a su propia tumba al terminar éste. ¿Cuál era ese hechizo? Cuando el bebé naciera, ella moriría. Y eso no era todo, cuando él creciera y se enamorara locamente de una chica, tendría la imperiosa necesidad de beber su sangre sin razón alguna. Y una vez lo hiciera, él moriría para convertirse en lo que muchos llaman un ser poderoso; un vampiro, pero él se vería así mismo como un monstruo. Que se convierte en una bestia despiadada por horas, hasta que la sangre perdiera efecto en él. Tan solo una gota de sangre humana en su cuerpo, lo convertía en una bestia sin razonamiento, y violenta. Temido y odiado por muchos, amado por pocos.