Querida Señora Richards:
Me atrevo a dirigirme a usted con un solo propósito en mente, presentarme. Soy Vi, y si, sus sospechas son correctas, soy la amante de su esposo. Sé que ha luchado por convencerse que esto no puede ser verdad, pero existo y creo que es justo que sepa mi identidad. Claro, en cualquier juego de ajedrez sólo puede ganar uno y yo estoy dispuesta a vencer a su reina. Pero, ninguna victoria sabe bien si no se tiene un poco de pelea y sé muy bien que ama a su esposo lo suficiente para no dejarlo ir de una forma tan sencilla. Estas son las reglas del juego: Me dirigiré a usted por medio de estas cartas, las enviaré cuando yo quiera en el formato que a mí me complazca y usted puede hacer lo que quiera con ellas. No sería justo que se las enseñe al señor Richards, esto haría el juego más aburrido y claramente, él se quedaría conmigo. ¿Cómo lo sé? Porque hay una razón por la que me ha buscado, pero eso no se lo diré, al menos no por ahora. Sin más que decir, me despido cordialmente, emocionada al esperar este nuevo juego entre nosotras.
Cariñosamente.
V