Gabriel, Rafael, Miguel y Lucifer. Esos son los cuatro arcángeles que tú, y todo el mundo en realidad, conoce, ¿cierto? Pues parece que a Dios se le olvidó mencionarme a mí. Aunque bueno, seamos realistas, lo entiendo. Soy una de las muchas manchas que hacen imperfecta la lista de creaciones de Dios. Pero, ¿qué más da, si tiene más de una y más de dos creaciones de las que se arrepiente, verdad? A ver, una cosa es crear algo que no acaba de convencerte ni a ti ni a nadie, pero otra cosa es crear un arcángel defectuoso. Eso es, señoras y señores. Dios hizo un arcángel defectuoso, y por eso lo escondió. ¿Quién querría que supieran que ha creado algo con tantas imperfecciones que, aunque se supone que tiene que ser un guerrero y todas esas cosas, es incapaz de comportarse como los demás de su especie? Dios obviamente no, por eso me ocultó. A mí, Aileen, el arcángel que siente, que tiene curiosidad, que es desobediente por naturaleza.
Que es una chica en vez de un chico como todos los demás.
A mí, Aileen, el arcángel defectuoso.