Ahí están nuevamente, dos seres jugando a quererse rompiendo todas las leyes que puedan existir solo les importa su porvenir, es tan inquietante, gracioso y hasta a veces molestoso ver como esconde esa pasión que siente el uno por el otro. Creen que nadie sabe, ni nadie lo supo el amor desbordante en la excéntrica oscuridad que los empañaba. La gente solo rumora en voz tonta y silenciosa que sus sentimientos van más allá de una simple amistad, nadie quiere meterse en problemas todos huyen para que nadie sepa lo que entre sombras ocurre con esos dos cuerpos llenos de pasión. No es para menos, lo prohibido es más delicioso, quien no quisiera tener sus labios cubiertos de pecado sabor a miel. Son tan astutos que buscan a un títere como pareja para mostrar al público su relación falsa expresando ser única y que con nadie podrían estar, lo comentan en todas partes hasta en lo virtual per todos ya saben la estúpida realidad que quieren aparentar. Buscan el momento exacto sin premura, cuando el alcohol y la música jocosa con olor a pasión asechan. Las luces se apagan el telón se tiñe de negro atracción y la lujuria empieza a renacer; se apegan a la pared, el sudor empieza a recorrer cada centímetro de su piel, ya a estas instancias lo que incomoda es la ropa que cada uno lleva puesta. Se olvidan de todo, reglas, principios y valores, lo único que importa es que todo fluya sin temores, no importa si es de día o de noche lo que prevalece es su ardiente frenesí dejando como resultado que los dos se sientan desconcertados, pero dejando todo lo vivido en buenos términos con un cariñoso te quiero. Vuelven a la civilización, como si nada hubiese pasado, ella con el glamour y hermosura que la caracteriza y el recio todo varonil. El tiempo será el encargado de saber qué hacer con ellos, si su amor resta o sobra mientras tanto lo seguirán declarando entre sombras. Autor: Victor Triguero