Se enamoró como nunca lo había hecho, se enamoró de un hombre, un hombre que no le pertenecía. Pues él ya tenía dueña.
-Te amo, la dejaré por ti, solo dame tiempo. -decía el hombre mientras tomaba su mano en acto suplicante.
-¿Cuánto tiempo quieres?
-Dos años, solo dos años.
-¿Lo prometes? -dudó, no creía que él lo hiciera, con miedo en sus ojos esperó su respuesta.
-Lo prometo.
Una relación hecha de mentiras, en la que mas de un involucrado saldría herido. Aun así el amor sobrevivía, la esperanza permanecía, pero sólo uno tenia la última palabra.