El Secreto de la Riqueza del Rey Salomón

El calor del desierto de Arabia era abrazador, las caravanas que acompañan a Balkis están fatigadas, la sed es insoportable, las fuertes tormentas disminuyen la fortaleza de los camellos, el polvo ocultaba de la vista a todas las caravanas ya que guardaban distancias una de la otra como de cien codos. El atardecer se asomaba en el horizonte, el sol amenazaba con ocultarse, no había esperanzas de que la calma llegara pronto; sin embargo, los diestros soldados del reino de Sabà protegieron las caravanas con maderas de gofer para estabilizarlas y no permitir que los fuertes vientos devoraran los campamentos.

Muy temprano al amanecer todo estaba en calma, apenas apuntando el alba, los visitantes del desierto emprendieron la ruta hacia el norte. Los campamentos llegaron al valle de Timna donde se veía a lo lejos el frescor del valle y las imponentes minas de oro y cobre de propiedad del rey Salomón. El olor a los sacrificios del monte Moriah llegaba hasta el valle traído por el viento del Este.