Estar enamorada es horrible, es como un agujero negro, un lugar donde no tienes salida, y lo peor de todo es enamorarte de la persona equivocada, de la persona que muy probable no le puedas llegar a gustar..
Su nombre, es simple, Matt, Matt Robinson un chico que no pensé que llegaría a importarme demasiado, un chico al que probablemente no le guste ni jamás lo haga, ese maldito chico que me hace sentir esas extrañas mariposas en mi estomago..
Tal vez, solo tal vez ese chico no era para mi, pero en realidad yo quería creer lo contrario, desde el primer momento que lo vi, con su pelo alborotado, sus hipnotizantes ojos verdes, que cuando les veo, me pierdo en ellos.
Si Matt ese chico responsable de mi insomnio estas últimas noches, es la persona que me enamoro en cuestión de segundos, pero simplemente el no era para mi, por mas que yo hubiera querido esa historia de amor, nunca empezó y nunca lo hará, o ¿si?.
Todo se vuelve una locura en la vida de Lizzy, una chica promedio, muy educada, una chica sencilla, con un corazón enorme, su locura empieza cuando conoce a Matt, un chico que posiblemente le despertó unos sentimientos que ella había desconocido, hasta ahora, será que en verdad ,¿se está enamorando de verdad?, o solamente es una maldita ilusión más..
En la cima de la montaña, el aire es más frío y el silencio más ensordecedor. No es solo la nieve la que cae en el descenso, también lo hacen las certezas y los miedos. En el mundo del snowboard, cada salto es un riesgo y cada curva puede cambiarlo todo.
Sue Harper ha pasado su vida deslizándose entre expectativas y sueños, buscando algo más que aplausos: la certeza de que su lugar en la cima le pertenece. Pero cuando la línea entre la ambición y los sentimientos se vuelve borrosa, el verdadero desafío no está en la pista, sino en mantener el control cuando el corazón quiere lo contrario.
En un espacio donde la lealtad, la rivalidad y la libertad chocan como avalanchas, aprender a confiar puede ser más peligroso que cualquier caída. Porque el hielo guarda secretos, y a veces, lo más difícil no es llegar arriba... sino no perderse en el camino.