"El día en que tu melodía fluya por otra persona, en cuanto acaricies las teclas por el corazón de alguien más y dejes de llorar sobre blanco y negro. Quizás, sólo quizás, aprenda a amarte. A valorar cada lágrima que me dedicaste, o incluso a hacerte sonreír. Podría rozar tus labios sin hacer de tu más puro sentimiento una catástrofe. Si tan sólo tu vidriosa mirada dejara de mostrarme cuán roto estás junto a mí... Entonces, tal vez, podría amarte."