El pasado es algo que te persigue toda tu vida, ya sea acontecimientos importantes, felices o tristes, siempre estarán ahí. Pero hay uno que me marco para toda la vida, me recuerda las cosas que no debía hacer, pero lo hice, cada lagrima que derrame armando en mi mente un futuro a su lado, aquel primer beso que nos dimos bajo un hermoso y frondoso árbol en verano, cada palabra que dijo prometiéndome que siempre estaría conmigo y que juntos íbamos a cumplir nuestros sueños. Esa sonrisa que enamoraría a cualquier niña de mi edad, sus ojos brillantes color avellana y que detrás de ellos tenía tantos misterios y cosas por descubrir, yo estaba dispuesta averiguarlo. Era hermoso caminar a su lado agarrados de la mano hablando y riendo de tantas cosas, sentarnos en los llanos del campo a ver los atardeceres. Es ingenuo que yo siendo una niña de 10 años haya sentido todo eso y que quisiera construir una vida con él, que era mayor que yo, exactamente 7 años más grande. Pero como dije en un principio Justin, ese era su nombre, ya es tan solo un recuerdo que se convirtió cuando el decidió mudarse a Barcelona sin despedirse.
Pase años diciendo que el regresaría por mí, así como él lo había prometido. Luego de 10 años entendí que él nunca regresaría.
Cuando tenía 14 años nos mudamos a California, donde continúe mis estudios y los termine. Actualmente tengo 23 años y soy estudiante de Derecho en la Universidad de Stanford california. Fui becada cuando Sali del colegio por mis buenas calificaciones y lo joven que era. Estoy a 2 años de sacar mi licenciatura y para ello me otorgaron una beca en UCM - universidad Complutense de Madrid para poder culminar mis estudios.
Estoy a una semana de viajar donde sé que empezare una nueva vida y en la cual no sé qué me encontrare con la antigua y arruinare su reputación.
Elliot Jensen and Elliot Fintry have a lot in common. They share the same name, the same house, the same school, oh and they hate each other but, as they will quickly learn, there is a fine line between love and hate.