La guerra ha terminado. Tras la destrucción de los segadores, gracias a su encuentro con el Catalizador, Shepard fue encontrada entre los escombros de la ciudadela sin apenas pulso. A pesar de priorizarse su estabilización y cuidados tuvo que ser trasladada a una instalación privada en Thessia donde vigilan sus constantes a la espera de un posible fallo multiorgánico. Liara, aún ejerciendo como Corredor Sombrío, vela por la comandante día y noche. La vida vuelve poco a poco a la normalidad en galaxia gracias al esfuerzo de la comunidad galáctica para reparar los daños de la guerra. O, al menos, para la mayoría. Con los demás tripulantes de la Normandía esparcidos y ocupados, Liara se siente detenida en el tiempo a la espera de que Shepard vuelva junto a ella.