En una turbulencia caí presa de un insondable y quedo sueño. El hombre de la ventana, cuando me desperté, me felicitó por mi indiferencia ante los devenires del clima y del llanto desesperado de una mujer sillas atrás. Pero le mentí. Sí me desperté, por unos contados segundos, en una de las subidas y bajadas más fuertes.All Rights Reserved