Salgo de casa y noto un frío que me congela los huesos. Miro al cielo, es de noche, pero la oscuridad es diferente a otros días. Todo esta oscuro, muy oscuro. Camino por la acera empedrada de mi calle normalmente bastante transitada a estas horas pero que hoy está totalmente desierta. Kira esta muy inquieta, a pesar de que siempre es muy obediente y pasea pegada a mi, hoy está especialmente nerviosa. Parece que se niega a ir al parque de siempre. No lo entiendo, le encanta ese sitio. Sigo insistiendo y cuando giramos la calle...ahí está, es él. El hombre que me ha destrozado la vida, el hombre con el que compartí cinco años de lo que yo creí un amor perfecto, el hombre que intentó matarme... Le miro. Me mira. Lleva un cuchillo en la mano, el mismo con el que me apuñaló tres veces. El mismo con el que casi me lleva a la muerte. Empiezo a temblar y de repente siento que mis vías respiratorias han dejado de cumplir su función. Me siento indefensa. Miro a mi alrededor para intentar echar a correr pero como si de algo mágico se tratase estoy rodeada de paredes. No puedo escapar. Kira se pone delante de mí, mi escudo, mi talismán. Miro al hombre que tengo delante de mí, su mirada es una mezcla entre vacío y odio, no mira a Kira sino a mí. Sin embargo dejo de temer que me haga daño. Sólo deseo que no toque a mi perrita, ella es buena. Levanta el brazo formando una "L" y empuñando el cuchillo intenta clavármelo cuando Kira se tira a por él y mordiendo la sucia tela de su pantalón vaquero consigue que mi asesino caiga al suelo.