Me desperté con dolor de cabeza y en una cama demasiado dura para ser la mía. Mis ojos poco a poco fueron acostumbrándose a la oscuridad, pero no podía distinguir gran cosa. Fui a incorporarme, cuando mil agujas se clavaron en mi abdomen, en un acto reflejo mi brazo se estiró y fue cuando me di cuenta de que estaba cubierto de cables y tubos. "¿Un hospital?"...