Un niño de diez años queda
huérfano en la poco edificante
América de mil novecientos veinte y
es puesto bajo la potestad de una
dama excéntrica, obsesionada por
estar à la page, vital, caprichosa,
seductora y adorable. Junto a ella,
pasará los siguientes treinta años en
una espiral incesante de fiestas,
amores, aventuras y diversos golpes
de fortuna. El lector, atónito,
suspendido entre la fascinación de
advertir muchos de los risibles tics
de su propia época y la carcajada
explosiva de quien se ve arrastrado
hacia un vertiginoso torbellino, vivirá
lo cómico en todos sus registros,
«desde el dickensiano hasta el
pastel lanzado a la cara» (en
ajustadas palabras de Pietro Citati).
Y todo ello por obra y gracia de una
de las tías más inolvidables que
haya concebido nunca un escritor
moderno, cuyo perfume sentimos
flotar en el aire, con las lágrimas
presentes aún en nuestros ojos,
mucho después de haber cerrado el libro
Un omega embarazado que fue abandonado por su alfa y cuando descubre que este va a casarse, planea arruinar la boda para vengarse pero a su vez para que regrese con el porque no tiene a nadie. Sin embargo, en el transcurso del camino conoce a alguien que le ofrece una propuesta y que podría cambiar su destino por completo.