Simplemente ocurrió. Elisabeth murió en el accidente. Asher, en cambio, sobrevivió. Esa noche no podía dormir, sólo podía recordar sus ojos perdidos en el horizonte, sus manos frías, sus últimas palabras.
Mientras sentimientos contradictorios luchaban por destrozar su corazón dolido, cogió el diario de Elisabeth. Lo abrió y, a continuación, la vio, justo en medio de la habitación, mirándolo entristecida.
Asher no sabía si estaba loco o si era ella de verdad. La primera vez que apareció pensó que simplemente era una imaginación fruto de su deseo de volver a verla, de volver a besarla, pero, la segunda vez, supo que la veía de verdad.
Más adelante, pero, se dio cuenta de que Elisabeth no era la única a quien podía ver...
Mediante la alternancia de capítulos, unos hablarán del presente, en el cual Elisabeth hará acto de presencia en la vida de Asher. Mientras tanto, otros se remontarán al pasado, donde la misma Elisabeth explicará sus sentimientos mediante las palabras de su diario.
Mia lleva mucho tiempo consumida por la oscuridad. Sus noches se basan en llorar y golpear la almohada, mientras que sus días son constantemente agitados, debido a sus pensamientos, que, a pesar de su esfuerzo, nunca se callan. No percibe esperanza en ningún lugar en el amor y está completamente convencida de que nunca volverá a confiar en nadie.
Hasta que lo conoce a él, al chico de mirada intensa, quien le hace experimentar todo lo que ella se prometió nunca más sentir. Su energía deslumbrante y las palabras cautivadoras la seducen, despertando en ella una atracción irrefrenable hacia él.
Debido a esto, no puede apreciar las sombras que lo rodean, ni los secretos que ocultan sus labios, hasta que es demasiado tarde... y todo lo que Mia creía que estaba surgiendo en su vida, se ve destruido en mil pedazos.
¿Podrías amar a alguien conociendo la oscuridad que alberga en su corazón?