Rompió en el llanto más amargo y lamentable que una persona jamás hubiera visto, el dolor era palpable, la angustia se hacía empática, el dolor...era real. -No...-apenas era audible su voz entre tantos sollozos que lograba soltar el pelinegro-no...por favor...-observó otra vez aquel rostro que era su adoración, aquellos labios que alguna vez fueron rosado y llenos de vida, acarició su fría mejilla, empapada por las gotas de lluvia, el tacto frío contra sus delicados nudillos-por favor...-lamentos eran los que se escuchaban usualmente en todo el campo, pero este era uno de los más lastimeros que jamás haya escuchado, inclusive las peticiones y llantos de los reclusos, se quedaban un poco cortos con los del pelinegro, lágrimas caían sobre esa cara que solía admirar por horas, le fascinaba el contraste en su rostro calmado, relajado, en paz, pero en esta ocasión sabía que su rubio de rastas no volvería a abrir aquellos dorados ojos almendrados que en más de una ocasión adoró-...despierta...-toco su mejilla con la palma entera de su mano, y entonces lo supo, sabía que no había nadie más importante que su Tom, no había nadie igual a él, no había vida alguna sin él. Ahí era cuando el amor se murió, la muerte venció al amor. And the Love...is dead.
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