-Supongo que ya no nos queda esperanza... -murmuró Will. El joven dirigió su mirada a la puesta de sol, y echó un vistazo al vasto océano que se extendía frente a él. Quién sabía que, realmente, solo trataba de esquivar la mirada de Lee.
-Hey, pequeño. -dijo el mayor de ambos con naturalidad, algo preocupado por el estado del otro. Extendió la mano hacia la barbilla del contrario y la agarró con firmeza, y con un gesto levemente brusco obligó a Will a corresponder su mirada. -¿Sabes el brillo que tienen tus ojos, ese que tanto me gusta? -dijo con voz tranquila.
Will asintió, algo confundido. ¿A qué venía eso ahora?
-Pues guárdamelo. -dijo Lee con voz seria pero dulce.
Las votaciones del año 2036 son algo que no me emociona, ya que los candidatos, a mi parecer, no valen la pena, en especial Alejandro Villanueva, aquel chico que se burlaba de mí por mi sobrepeso y al que ahuyenté cuando decidí defenderme. Mi encuentro con él y mi comentario imprudente en la fila para votar es el inicio de una propuesta que no puedo rechazar, así como tampoco puedo negar la profunda atracción y el inmenso deseo entre los dos.
De la noche a la mañana me he vuelto la futura dama y también he descubierto que soy la obsesión del presidente.