Y ahí estaba, llorando de nuevo, parecía que no había aprendido a conllevar su vida. Con su mirada inerte y su cabello largo, podría jurar que la vida lo había golpeado tanto hasta doblegar su alma y despreciarse el mismo. No podía dejarlo así, no una vez más, si no hasta que comprendiera el significado de lo bueno que es disfrutar la vida. "¡Cielos no me llamen un psicólogo!" podría expresarse de otra manera.
Siempre podemos ser nuestros propias cunas, para arrullarnos, acurrucarnos y olvidar por un instante lo que nos aflige.
Elliot Jensen and Elliot Fintry have a lot in common. They share the same name, the same house, the same school, oh and they hate each other but, as they will quickly learn, there is a fine line between love and hate.