Leía mientras conducía, aprovechaba los semáforos en rojo para avanzar los párrafos de cada página. Presenciaba a un hombre frustrado, camino a su suicidio. No encontraba soluciones a sus problemas. Sonó la bocina del vehículo de atrás, tomó el volante y aceleró desaforadamente, mientras el verde permanecía vivo por unos instantes. Pensó en unas posibles soluciones para el hombre y le florecieron ganas de otorgarles consejos, Avanzó unas cuadras y se detuvo. Con la cabeza gacha, se subió a un carro, derramando lágrimas desde los ojos, y partió sin destino alguno. Desorientado con sus emociones, se dirigió a un abismo dentro de la ciudad. Exhausto de conducir y leer, prefirió estacionarse a puertas de un edificio para terminar la historia. Instantáneamente, cae un cuerpo al coche y observa que era su amigo, que le dio un mensaje de ausencia en su amistad.