Cuando se ha sufrido como lo hizo Bárbara Guaimarán, no es sencillo volverse a enamorar, construir una vida nueva, confiar otra vez. Pero la mujer, fuerte, recia, lo logró al lado de quien siempre la amó, de aquel que estuvo dispuesto a dar su vida por ella. Alcanzó por fin la felicidad que hasta entonces se le había negado y... jamás imaginó que pudiera encontrarse de nuevo con Santos Luzardo.
Él tampoco lo esperó, la resignación de haber perdido a la mujer de su vida se había asentado en su corazón, tal cual lo habían hecho ciertos acontecimientos en su vida: verse casado con una mujer que no consiguió llenar el vacío que dejó su verdadero amor, y una hija para la cual está bastante ausente.
Sin embargo, si es que el destino está escrito, en el de ambos pone que, quieran o no quieran, van a verse otra vez.
Abbie tiene un problema y la solución está en la puerta de al lado.
¡Ella no ha hecho nada malo! Sin embargo, su excompañera de hermandad la ha puesto en un aprieto en donde su futuro universitario pende de un hilo.
Con el tiempo corriendo, pánico y una mejor amiga experta en dar soluciones, Abbie explora las opciones, pero no tarda en darse cuenta de que Damiano, el frío jugador de hockey y su ceñudo compañero de piso, es la respuesta.