Maldita (primer capítulo)

En los años cincuenta, en el seno de una familia adinerada, con apenas dos kilos y cuarto, nace Lucía. Llega al mundo marcada por la muerte de su madre y rodeada de los secretos, odios y rencores acumulados por cinco de las generaciones que la antecedieron. Su padre, un terrateniente que goza de gran poder económico y social en la comarca, la repudia desde el momento en que fue concebida, porque siempre pensó que la criatura no había sido engendrada por él, y la condena a vivir por el resto de su vida en una casucha aneja a la suntuosa vivienda principal, donde vivieron sus caseros anteriormente. Lucía crece dentro de las posesiones que algún día debería heredar; pero completamente aislada, a merced de la familia de la hacienda vecina y especialmente de Ángel, un muchacho que con el paso del tiempo será su gran amor. Su encierro hace de ella una criatura especial; es inteligente, trabajadora y dispuesta, pero incapaz de salir al exterior. Ella no lo sabe, pero ha venido al mundo a cumplir una misión: deshacer todos los entuertos que han ido sembrando en aquellas tierras los cinco Diego del Valle que las ocuparon.
A pesar de estar estigmatizada desde antes de nacer y de ser el objetivo del odio y la ambición de algunas de las personas que se cruzan en su existencia, la valentía de Ángel, que se cuela por una pequeña grieta en su pequeño y oscuro mundo, hace de ella una criatura llena de luz. Y Maldita, como la llamara su padre, se convierte en Lucía, luz del día; aunque antes tendrá que convertirse en una mujer y despedirse por años aquel chico que le enseño el lado amable de la vida.